Museo de Arte Asiático
El conocido arquitecto japonés Kenzo Tange proyectó el edificio, completamente revestido de mármol blanco por dentro y por fuera, según los aspectos de la filosofía asiática. Por ejemplo, los numerosos círculos y cuadrados simbolizan el cielo y la tierra y recuerdan a un mandala tibetano. Por otro lado, las figuras doradas del ciervo y la cierva representan el primer sermón de Buda. El arquitecto dijo del moderno complejo que creó: "Este museo es un cisne que flota en las aguas de un tranquilo lago rodeado de exuberante vegetación en la costa mediterránea...".
Los cuatro llamativos cubos están dedicados cada uno a una civilización asiática: japonesa, china, india y camboyana. Uno entra primero en el luminoso vestíbulo del museo, con sus fachadas de cristal y la escalera de caracol en voladizo de cristal y acero que conduce a la planta superior. El contraste con las salas de exposición sin ventanas de los pabellones no podría ser mayor.
Los visitantes del museo llegan al pabellón del té, donde se celebran regularmente ceremonias de té tradicionales, a través de pasarelas.
El Museo de Arte Asiático surgió a partir de colecciones privadas y públicas y expone obras clásicas, así como modernas y contemporáneas. Las visitas a las salas pueden realizarse de forma individual con una audioguía o en forma de visitas en grupo.
También se organizan regularmente exposiciones temporales y diversos cursos y talleres. Los programas organizados por el museo incluyen ikebana, origami y caligrafía, así como tai chi, qi gong y danzas asiáticas. Se dirigen tanto a niños como a adultos y suelen requerir reserva previa.
